La antigua ciudad limitaba al norte con el río Pueblo Viejo (también llamdo río de la Quebrada o del Tejar), afluente del río Balderrama; al sur, a unos 7 kilómetros, con el Seco, afluente del Salí; al oeste, con las primeras estribaciones del Aconquija y a poca distancia del actual caserío de Pueblo Viejo.
Las constantes inundaciones, las fiebres palúdicas y la nueva traza del camino que bajaba desde el Alto Perú, fueron algunas de las causas por las que la ciudad fuera trasladada 120 años después. La segunda fundación de Tucumán se realizó en 1685 en donde está hoy.
Los primeros trabajos de restauración realizados, descubrieron los cimientos de la plaza principal, el antiguo cabildo y otras iglesias.
En aquella San Miguel del siglo XVI se encontró una jarrita de plata labrada de origen español, que fue robada y después de muchos años la encontró una historiadora tucumana; hoy, el turista puede apreciarla en el Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda.
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